lunes, 19 de noviembre de 2012

Pequeñas historias del país bardín (i): haciendo de la burla arte

No se recordaba otra igual por estos pagos desde que al pobre Aladro los mozos de La Majúa le hicieron creer que un carnicero tenía la intención de montar una fábrica de embutidos al pie de la Cascada del Canalón. En esa fábrica –le decían– entrarán los cerdos vivos por un lado y saldrán los chorizos por el otro. Si los chorizos no están al gusto no hay problema, se invierte el sentido de las máquinas y vuelven a salir los cerdos. Lo de Aladro era ingenuidad y lo demás cuento: entre calibanes y campanillos de cortejar le traía mártir una mocedad falta de divertimentos y también un poco sobrada de crueldad[1].
La verdad es que, en cuanto a simpleza y puerilidad, cerca le anduvo uno que se dice familiar de la nobleza el día en que bajó del monte anunciando que el Pozo Lao se había secado pasando a ser un chaguazo de reducidas dimensiones. Por cierto que, al saber de tal insensatez, que fue merecedora de unas sentidas y celebradas coplas [2], los mayores del lugar hicieron memoria del sucedido en torno a esta charca hace ya décadas: parece ser que los bardines tuvieron la idea de agrandar el desagüe natural de la charca para incrementar el caudal del río y hacer más holgado el riego aguas abajo. Enterados de lo cual parece que protestaron y gallearon, amagando pleito, los vecinos de no se que pueblo vecino según los cuales el agua de la charca avenaba subterráneamente hacia una de sus fuentes; parece ser que la amenaza paralizó sine die la ejecución de tamaña obra de ingeniería. Pero eso es otra historia…
No digas de esta agua no beberé y este cura no es mi padre. Sabias palabras, sin duda. Tras meses de hacer mofa inmisericorde del hermano del noble, resulta que a la postre un conocido mío pasará a hacerle compañía en la lista de los pardillos que han sido víctimas de las mofas de los naturales del país bardín. Ya se sabe: que si te preguntan por la dentadura de arriba de las vacas, que si se lamentan de lo mal que han colocado este año la Peña del Cinto
En su caso se la metieron doblada con lo del gocho.
Enterados unos cuantos desocupados de su intención de avecindarse en la localidad, pronto empezaron a maquinar la manera de celebrar como Dios manda su inclusión en el padrón. Como quiera que aquí forastero es más o menos sinónimo de ingenuo, inocente, candoroso, crédulo, cándido, simple y aun tonto, bobo, memo, zoquete o mentecato, algunos eran partidarios de la chanza de los gamusinos o los calibanes (más local esta última).
— ¡Tais peor que Aladro! —dijo una voz autorizada que invitó a desechar tales burlas por muy nombradas y demasiado simples.
— ¡Orca! ¡La del gocho de las ordenanzas! —apuntó otro que, al ver la aceptación de su idea, comenzó a pergeñar el plan. Razonó que el forastero se interesaba a menudo por las cosas de la tradición, siendo así que, además de algo preguntón, era el único al que parecían agradar las batallitas de los abuelos.
De gancho, alguien de su familia política, que seguro que se la cuela mejor. Me juego lo que sea a que el tío Domingo no le hace ascos a la farsa —dijo alguien.
Dicho y hecho. A la primera oportunidad —una porfía de las habituales sobre si el chorizo está o no pasado de pimiento—, el tío Domingo encauzó el calecho y lo encarriló a dominios propicios para el enredo.
Desde luego que el embutido ya no es sombra de lo que era. Para mí que el problema es que ya no hiela como antes —empezó diciendo Domingo.
Aunque también puede ser —se corrigió a si mismo— cosa de la alimentación. Bien recuerdo cuando, de críos, éramos los encargados de llenar un costal de ortigas[3], corrulluela[4] o garbazas[5] para completar el menú de los gochos: harina de centeno, tercerilla[6], deburas[7], cocimientos de mondas y sobras… Por cierto, que cosa curiosa fue sin duda lo bien que les fue a los cerdos la época de la Guerra...estrecheces para los bardines y opulencia para aquéllos a costa de las sobras de los militares que paraban en los puestos de Feisgayoso y el Alto de La Cerca.
Ciertamente no sería mal menú —añadió alguien— si no fuera porque era como la última comida del condenado…
Hablando de animal tan poco noble pero de tan sabroso aprovechamiento, sobrino, habrás de buscar fecha y matachín para lo del gocho —le dijo el anciano como de pasada a su sobrino político— que los de la casa ya no tenemos edad de andar hincando el cuchillo.
¿Para qué del gocho? —preguntó ingenuo mi amigo sin darse cuenta de que se estaba condenando…
El tío Domingo le explicó solícito que, según las ordenanzas, el concejo proporcionaba al nuevo avecindado “seis celemines de huerto para sembrar hortaliza y un gocho bien cebado para el tiempo de la Inmaculada”. Todo ello con la intención de aliviar los inconvenientes de asentarse y abrir casa nueva y de mostrar buena voluntad al recién llegado.
¿Se acuerdan Ustedes de la escena de la película Recluta con niño, en la que Miguel Cañete (José Luis Ozores) pretendía entregarle un pollo al sargento Palomares (Manolo Morán)? Pues eso…
Pasado el bochorno de lo que vino despuésde ajustar matarife, invitar a parientes y comprar pimiento y tripa, resultó ser que en las ordenanzas de antaño si que se estipulaba que los nuevos avecindados habían de convidar a los naturales con una cántara de vino,… dos según la ordenanza bufa si el susodicho evidenciaba sin sombra de dudas la cualidad de pardillo.
Cara le ha salido a mi conocido la intención de ahorrase algunos cuartos del pago de tributos, tasas y gravámenes de todo tipo, cargas más livianas aquí que en la gran ciudad.
Mira que hay que andar con pies de plomo con estas gentes del país bardín

[2] http://www3.unileon.es/personal/wwgerips/Romance.rar
[3] DRAE: “1. f. Planta herbácea de la familia de las Urticáceas, con tallos prismáticos de seis a ocho decímetros de altura, hojas opuestas, elípticas, agudas, aserradas por el margen y cubiertas de pelos que segregan un líquido urente, flores verdosas en racimos axilares y colgantes, las masculinas en distinto pie que las femeninas, y fruto seco y comprimido. Es muy común en España”.
[4] Debía ser correhuela, Convolvulus arvensis.
[5] Debía ser carbaza, Rumex crispus, planta que en algunos lugares conocen como engordapuercos
[6] DRAE: “Salvado: 1. m. Cáscara del grano de los cereales desmenuzada por la molienda”.
[7] Leche de la que se ha separado la nata. Leche desnatada. Deburar. es “Separar la nata de la leche. Extraer la nata para dejar la debura sola y de ella, sacar la mantequilla. Se puede hacer de dos maneras: dejar reposar la leche en la olla para que se decante la nata en la parte superior, o bien de forma más moderna, mecánica-manual, con unas rudimentarias máquinas centrifugadoras, llamadas desnatadoras”.